Todos conocemos a niños que se han criado en la iglesia. Eran las estrellas del grupo de jóvenes. Quizá hasta cantaban en el grupo de alabanza. Y luego se graduaron en el instituto y nunca más se les volvió a ver. ¿Qué pasó?
Pues parece que eso sucede con demasiada frecuencia, así que decidí investigar un poco, hablar con ellos e intentar obtener algunas respuestas sinceras. Trabajo en el colegio mayor de cierta universidad con bastantes veinteañeros. Casi todos ellos se educaron en típicas iglesias evangélicas. Casi todos las abandonaron sin ninguna intención de regresar. Así que después de muchas horas de cafetería y de invitarles a comer algo, estas son las conclusiones extraídas de docenas de conversaciones. Espero que algunas os pongan furiosos. No por el mensaje, sino por el fracaso de haber sustituido el Evangelio de la cruz por un evangelio americanizado de gloria.
Los hechos.
Las estadísticas son horribles: el 70% de los jóvenes dejan de asistir a la iglesia cuando se gradúan en el instituto. Casi una década después, aproximadamente la mitad regresan. La mitad. Dejemos que eso nos cale. No hay otra manera más suave de decirlo: la iglesia evangélica en América ha perdido, está perdiendo y perderá casi con toda seguridad a nuestros jóvenes. Con todo su discurso sobre encontrar "nuestro gran potencial", y los mega-edificios estilo Starbucks que construimos, y con los grupos de rock cristiano que formamos y los espacios jóvenes que les damos ... la iglesia les ha fallado. Miserablemente. Por estas diez razones.